¿Agotada? Cómo las tareas diarias afectan tu bajo deseo sexual

Mi madre siempre ha dicho: «En el trabajo voy a descansar, en casa es donde realmente trabajo«. 

Recuerdo verla correr de un lado a otro, con tres hijo/as, asegurándose de que nunca nos faltara nada, mientras trabajaba fuera de casa. 

Antes me parecía una exageración, pero a mis casi 30 años y tras ver a tantas mujeres en consulta, ahora lo entiendo.

Hoy veo que tener un trabajo fijo, por estresante que fuera, nunca fue tan agotador como cuidar de la familia.

Millones de mujeres viven esa misma realidad. 

Imagina un día normal para ti; te despiertas temprano, vistes a tus hijos/as, preparas el desayuno, te despides de tu pareja y te encargas de que todo esté listo antes de salir corriendo al trabajo… A lo largo del día, tienes reuniones, cumples tu rigurosa jornada laboral mientras sigues preocupándote por lo que hay que hacer en casa: la compra, la limpieza, las citas médicas, las reuniones del colegio, y la lista sigue. 

Cuando llega la noche, estás en la cama, después de un día agotador, tu pareja se acerca buscando intimidad. Puede que una parte de ti quiera, pero otra parte, la que está reventada, solo sueña con dormir. Y ese conflicto, donde el cuerpo y la mente no están alineados, es el que muchas mujeres viven a diario.

Cuidar de la casa, la familia, y encima lidiar con las expectativas de ser «la mujer perfecta» desgasta. Como dice Sonia Encinas, sexóloga y divulgadora española, «la falta de corresponsabilidad es anti libido».

Ese agotamiento, esa fatiga mental constante, afecta más de lo que se ve a simple vista. Es uno de los motivos más invisibles y menos hablados del bajo deseo sexual de muchas mujeres, quienes a menudo se sienten demasiado exhaustas, tanto mental como emocionalmente, como para tener espacio para la intimidad.

Si alguna vez te has sentido así, si has sentido que te quedas sin energía para ti misma después de cumplir con tantas expectativas, créeme, no estás sola.

Los cuidados feminizados son aquellas tareas invisibles que tradicionalmente han recaído sobre las mujeres mayoritariamente: cuidar de la familia, los/as hijos/as, la casa, e incluso estar emocionalmente disponibles para tus amigas. Aunque estas tareas son fundamentales, están desigualmente distribuidas, y esa desigualdad pesa. Y no solo pesa físicamente, también a nivel mental. Llevar esa carga constante genera un cansancio que no se quita con una siesta.

Lo más frustrante es que muchas mujeres sienten que “deben” estar a la altura en todos estos frentes. Esta presión por ser la “mujer perfecta” genera lo que se conoce como «carga mental», una especie de piloto automático que siempre está encendido, gestionando, recordando y anticipando lo que hay que hacer.

El deseo sexual no vive en una burbuja. Está íntimamente ligado a cómo nos sentimos a lo largo del día. Si estás agotada, mentalmente saturada y emocionalmente drenada, el deseo sexual no va a aparecer mágicamente. El cuerpo y la mente necesitan espacio para relajarse y desconectar para poder despertar ese deseo.

Reconocer que los cuidados no deberían recaer únicamente en las mujeres es el primer paso. Es crucial redistribuir las responsabilidades en casa y permitir que las mujeres tengan tiempo para ellas mismas, para descansar y reconectar con su propio cuerpo. Aquí van algunas ideas prácticas para aligerar esa carga:

1. Hablarlo en pareja: La comunicación es clave. Expresar cómo te sientes, sin culpas ni vergüenzas, puede ser un primer paso para encontrar soluciones conjuntas. Si ambos comparten las responsabilidades, no solo te sentirás más libre, sino que la intimidad puede reavivarse al reducir la fatiga.

2. Pedir ayuda: A veces, pedir ayuda es visto como una debilidad, pero no lo es. Ya sea contratar a alguien para las tareas del hogar o buscar apoyo familiar, es importante compartir esas cargas.

3. Cuidarte a ti misma: Esto no es egoísmo, es autocuidado. Dedicar tiempo para ti, aunque sea una pequeña rutina diaria que te permita desconectar, es fundamental para poder reconectar con tu deseo.

4. Bajar las expectativas: Vivimos en una sociedad que glorifica la multitarea y la eficiencia, pero no es realista. No tienes que hacerlo todo ni ser perfecta en todo. Permitirte bajar las expectativas sobre ti misma puede reducir ese estrés y dejar espacio para disfrutar más.

El deseo sexual de las mujeres no es un interruptor que se enciende o apaga por arte de magia, está profundamente ligado a cómo vivimos nuestras vidas, las responsabilidades que llevamos y el espacio que nos permitimos para el autocuidado. Así que si te has sentido agotada, con poco deseo, y al borde del colapso mental, no te castigues. Es hora de empezar a compartir la carga, a hablarlo, y a cuidarte a ti misma para poder disfrutar de una vida sexual plena y, sobre todo, libre de presiones.

En Inhalas, creamos espacios seguros para mujeres que enfrentan fatiga crónica y necesitan cuidarse. Si sientes que cargas demasiado y necesitas reconectar contigo misma, estoy aquí para acompañarte. Pide tu cita aquí y empecemos juntas este camino hacia tu bienestar.

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