La lucha por alcanzar la aceptación te está costando más de lo que imaginas.
En 2015, seguí la moda de teñirme el cabello de colores.
Me fascinaba la idea de verme diferente, única. Pasé del castaño oscuro a tonos vibrantes: rosa, azul, verde… Era mi manera de rebelarme, de destacar, de sentirme vista.
Cada vez que me miraba al espejo, pensaba que ese color tan brillante reflejaba mi personalidad, que estaba logrando algo.
Lo que no sabía era que, con cada cambio de color, estaba buscando algo más que sólo un cambio estético.
Buscaba aceptación, un reconocimiento que no sabía encontrar en ningún otro lugar.
El tiempo pasó, y mi cabello comenzó a deteriorarse. A pesar de los cuidados y tratamientos, se fue volviendo quebradizo, seco, sin vida.
Me di cuenta de que, por más que intentara ocultarlo con más tintes o productos, el daño era evidente..
Algo así ocurre con la mala relación con la comida y el cuerpo. La búsqueda de aceptación comienza con pequeños cambios, como “comer más sano”, “salir a correr para compensar” o “hoy no ceno porque me pasé comiendo en el almuerzo” con la falsa promesa de encontrar felicidad, éxito y reconocimiento, de que alguien te quiera.
Al principio, todo parece estar bajo control, pero, con el tiempo, la obsesión por cumplir con esos estándares vas perdiendo tu propia luz. La búsqueda de la perfección en el cuerpo, como el exceso de tratamientos en el cabello, desgasta. Al final, lo que parecía un camino hacia la aceptación se convierte en una espiral de sufrimiento y agotamiento.
Hoy, al mirar atrás, me doy cuenta de que lo que realmente necesitaba no era cambiar mi apariencia o seguir un estándar, sino aprender a aceptar mi pelo tal y como era y reconocer que quien me fuera a querer, lo iba a hacer por otras cuestiones no estéticas, porque nadie recuerda a su amiga por “ser la más delgada del grupo” o la “más deportista”, o “la que mejor come”.
El cabello puede recuperar su vitalidad, y lo mismo ocurre con el cuerpo y la mente. Vivir sin la crítica y exigencia desmedida es un proceso, un camino de aprendizaje y de paciencia. No se trata de buscar una perfección externa, sino de encontrar la paz interior.
Porque no necesitas hacer más para sentirte querida.
Soy Cintia Brito, una persona en continuo movimiento y apasionada por el deporte disfrutable, como el yoga, el entrenamiento funcional, el snorkel y unos buenos pasos de salsa.
Soy psicóloga, sexóloga y promotora de salud por la ULL, especializada en Psiconutrición y Trastornos de la Conducta Alimentaria por Norte Salud. Esta fue mi primera especialización y llegó a mí antes incluso de terminar la carrera.
Actualmente, acompaño a quienes luchan con una fuerte autocrítica hacia su cuerpo y lo que comen. Creo profundamente que la relación con el cuerpo y la alimentación está influenciada por la cultura en la que vivimos, y esto afecta a todas las personas, sin importar si se tiene un trastorno o no. La presión constante por cumplir ciertos estándares de belleza nos genera una relación conflictiva con nosotras mismas, y esa crítica interna está en todos los planos de nuestra vida.
Para mí, la terapia ha sido un espacio seguro en el que me he podido conocer y aceptar. Me ha aportado calma, autocuidado y conocimientos cuando las he necesitado. Por eso, me gustaría acompañarte para que experimentes lo mismo, desde la cercanía, la flexibilidad y el no juicio.
Pero eso ya lo descubrirás cuando nos conozcamos.
No, en la terapia de TCA no se trata de obligarte a comer, sino de trabajar juntos para entender tu relación con la comida y ayudarte a recuperar una alimentación equilibrada y saludable de manera gradual y respetuosa.
Sí, la recuperación es posible. Aunque puede ser un proceso desafiante y a veces prolongado, muchas de nuestras pacientes han superado un TCA con un adecuado apoyo multidisciplinar y han logrado tener una relación más sana con la comida y su cuerpo.
Es posible reducir la frecuencia e intensidad de los pensamientos obsesivos relacionados con la comida.
Aunque el enfoque de la terapia se centra en aspectos emocionales y psicológicos, en algunos casos puede ser beneficioso trabajar con una nutricionista para abordar las necesidades específicas de tu alimentación y garantizar una recuperación integral. Nosotras trabajamos con el equipo de Nutrigé y estamos encantadas.
No, en las consultas de terapia de TCA, el enfoque no es el peso. El objetivo es entender tu relación con la comida y trabajar en tu bienestar emocional. La terapia se centra en aspectos más profundos que el peso, el peso es un medidor que está obsoleto.
Si sientes que tus hábitos alimenticios, pensamientos sobre la comida o tu relación con tu cuerpo están afectando tu bienestar emocional, mental o físico, es una señal importante para buscar ayuda. No hay un «nivel» específico de gravedad; si te preocupa, es válido buscar apoyo.
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