culpa con la comida

La culpa con la comida y en la cama

¿Te has detenido a pensar qué tienen en común la masturbación y la comida? La respuesta es la culpa.
Muchas mujeres se preguntan:

  • ¿Cómo puedo dejar de sentirme culpable después de comer?
  • ¿Cómo manejo la culpa cuando siento que he comido “demasiado”?
  • ¿Cómo disfruto de mis alimentos preferidos sin sentirme culpable?
  • ¿Cómo puedo hacerlo sin recurrir a conductas compensatorias como el ejercicio extremo?

Si sustituyes la palabra comida por términos relacionados con la sexualidad, el efecto es similar. La raíz de estas preguntas está en la prohibición del placer. Para muchas mujeres, el disfrute tanto de la comida como del placer sexual se ve envuelto en sentimientos de vergüenza, moldeados por mensajes culturales y sociales que nos alejan del goce pleno de nuestro cuerpo y nuestras elecciones.


¿Qué es la culpa y de dónde proviene?

La culpa no surge espontáneamente; se alimenta de un contexto que no valida nuestras experiencias y nos impone normas restrictivas.

En la cultura de la dieta, los alimentos se dividen entre “buenos” y “malos”. En la cultura patriarcal, el deseo femenino se evalúa en extremos: la «santa» o la «puta». Estas narrativas limitantes nos alejan del disfrute y alimentan la culpa, en lugar de promover el cuidado genuino.

La culpa es una emoción secundaria que aparece cuando creemos que hemos hecho algo incorrecto. Se activa cuando nuestros valores “éticos” son cuestionados y sentimos temor a dañarnos. Sin embargo, estos valores no son innatos; son construcciones sociales y culturales.

  • Cultura de la dieta: Frases como “eres lo que comes” o clasificaciones de alimentos como “buenos o malos” generan culpa.
  • Cultura patriarcal: El deseo femenino es juzgado, perpetuando una posición de control entre pureza e impureza.

Cada dieta, eslogan o plan añade nuevas reglas a nuestra vida, y con ellas, más culpa. No nacimos sintiendo culpa por lo que comemos o por explorar nuestro cuerpo; esta es un producto de una sociedad gordófoba, patriarcal e individualista que pone el foco en el cuerpo como objeto de deseo.


Cómo Enfrentar la Culpa

El primer paso para liberarte de la culpa es reconocer su origen. Es normal sentirla porque nos han enseñado a hacerlo, pero no es obligatorio seguir dejándonos llevar por ella.

En lugar de evitar la culpa, podemos aprender a relacionarnos con ella desde una perspectiva consciente y compasiva.

Cuando la culpa aparezca, reflexiona:

  • ¿Esto se alinea con lo que realmente quiero para mi vida?
  • ¿Restringirme o evitar el placer me ayuda a cuidarme de forma genuina?
  • ¿A dónde me conduce seguir las reglas que esta culpa me impone?

Pasos para Vivir sin Culpa

  1. Toma consciencia: Observa de dónde viene tu culpa y cuestiona su origen.
  2. Evalúa tus acciones: Pregúntate si las conductas que adoptas por culpa reflejan tus valores o si solo responden a imposiciones externas.
  3. Practica la autocompasión: Sé amable contigo misma cuando surjan pensamientos de culpa. Afrontar estos mensajes sociales es un acto de valentía.

Recuerda

Mereces disfrutar del placer, ya sea al comer o al explorar tu cuerpo, sin juicios ni restricciones. Reconectar contigo misma y abrazar tu bienestar desde el autocuidado y la autenticidad es la clave para vivir sin culpas.

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