Imagina que alguien te es infiel y a los años, comienzas nuevamente una relación.
Es posible que cuando esa persona no te responda al whatsapp, necesite espacio para sí misma, te diga que se va a ir de viaje con sus amistades o te verbalice que prefiere no mostrarse en redes, sientas miedo, o incluso dudes de sus intenciones.
Las emociones, al igual que los pensamientos, pueden llegar a nosotras de forma repentina e inesperada. No tenemos control sobre ellas, aunque en muchas ocasiones nos gustaría, y nos pueden llegar a sorprender o a confundir.
Quizás en ese momento comienzas a preguntarte “¿Cómo es posible que sienta celos por esto? Con todo lo que me he trabajado” , “¿Por qué me afectan tanto las cosas? Eres una histérica”, “Quizás no esté preparada para tener una relación“ entrando a juzgar, controlar o tratar de evitar esos eventos internos que te generan malestar.
Lo que sucede a nuestro alrededor, ya sea en lo social o en lo íntimo, nos afecta, incluso si la emoción que experimentamos no parece estar relacionada con el momento actual. Como en el ejemplo que hemos visto, el sufrimiento de la infidelidad sigue ahí debido al trauma relacional.
Pero déjame decirte algo, cuanto más tratas de tapar una emoción, más lucha creas dentro de ti y el malestar aumenta, hasta que termina manifestándose de formas mucho más desadaptativas y poco funcionales para tu presente (en el caso de los celos: ataques de ansiedad, conductas de control, vigilancia, rumiación, acusaciones, dejar tu vida de lado por estar con la otra persona por miedo a que se vaya…)
Entonces, ¿Qué hago?
Permítete sentir y deja de juzgarte por ello. Gestionar, dar un espacio a lo incómodo. Si estás sintiendo celos, no significa que estés loca, que seas una histérica o una dramática, que veas cosas donde no las hay.
Significa que en este preciso momento, no te has sentido segura y eso es necesario validarlo.
La gestión emocional va de dejar de clasificar las emociones en «buenas» y «malas», va de transitarlas sin culpa, de verbalizar sin dañar. De hacernos cargo de ellas para atender lo que estamos necesitando, o lo que una vez necesitamos pero que no pudimos/pudieron darnos.